30/8/09

Arganda del Rey


Municipio de la Comunidad Madrid (España), situado a unos 27 kilómetros de la capital en dirección sureste.

Foto: Jimena Roquero .......... Fuente: “gentedigital.es


Independientemente de la existencia de un documento que aporte la fecha de un festejo taurino y que con él se pueda acreditar la supuesta antigüedad del rito, se podría decir que en Arganda del Rey se corrieron toros desde... siempre.

En Arganda, en los sotos y riberas del Jarama de su término, pastaron toros salvajes desde la más remota antigüedad, llegando a lograr fama esos toros jarameños de ser los más bravos del reino en tiempos de los Austrias. Y allí donde se crían toros también se corren, se quiebran y recortan.

En Arganda del Rey se ama el recorte y ha sido y es fuente de excelentes recortadores; y, como no, de grandes corredores de encierros.


HISTORIA

Aunque se puede intuir la presencia de pobladores en diversos períodos de la Edad Antigua, no se puede hablar de un verdadero asentamiento urbano en Arganda hasta la llegada de los árabes. Un primitivo núcleo de población que iría tomando cuerpo de núcleo urbano en el siglo XI, con la Reconquista y la posterior repoblación cristiana, y más especialmente en el s. XIV, cuando los asentamientos cercanos de Valtierra y Vilches se despoblaron y sus habitantes fueron absorbidos por Arganda.

La consolidación era ya un hecho, y hacia 1525 se levanta en el pueblo una iglesia de estilo renacentista.

Arganda era en el s. XVI un lugar de señorío perteneciente al Arzobispado de Toledo, pero sus habitantes deseaban depender de la jurisdicción del rey, ser lugar de realengo, lo que fue logrado en 1581, recibiendo de Felipe II el título de Villa previo pago de 10.000 ducados.

Los problemas económicos sobrevenidos con motivo de ese pago ocasionaron que Arganda fuese adquirida en 1613 por el Duque de Lerma contra la opinión de gran parte de los vecinos. El día de la toma de posesión se rebeló el pueblo, recibiendo al nuevo señor de la villa de una forma tumultuosa y protagonizando unos hechos que son conocidos como el Motín de Arganda. En 1650, al morir sin descendencia el nieto del Duque de Lerma, Arganda recuperó su condición de villa de realengo.

En 1658 se comenzó a construir la ermita de La Soledad.

En la segunda mitad del siglo XVII se estableció en Arganda la Compañía de Jesús y fue adquiriendo tierras en el municipio hasta llegar a controlar una tercera parte del término. La mayoría de la hacienda adquirida fue dedicada al cultivo extensivo del viñedo y esta actividad agrícola pasó a convertirse en el eje económico y vital de la villa. Cuando la Compañía de Jesús abandonó Arganda en 1764 fue un reducido número de propietarios el que pasó a ejercer el dominio sobre la comercialización del vino y, con él, el control económico y político del municipio.

Dada su proximidad a la capital de España, Arganda tuvo que soportar durante la Guerra de la Independencia saqueos y alojamientos forzosos de los ejércitos franceses.

Desde mediados del siglo XIX se fueron realizando obras de mejora en la red de comunicaciones que fueron básicas para que en Arganda comenzara a producirse un paulatino crecimiento económico. Fundamental fue la construcción en 1843 del primer puente de hierro sobre el río Jarama, que sustituyó a la barca que trasladaba a los viajeros de una orilla a otra, favoreciendo el paso de personas, ganado y carruajes, así como la llegada del ferrocarril a la villa. La línea entre Madrid y Arganda (“el tren de Arganda, que pita más que anda”) se inauguró en 1886.

El Puente de Arganda fue, por otro lado, un punto estratégico en la Guerra Civil de España, ya que el dominio de esa posición sería trascendente en la Batalla del Jarama, que pasó una gran factura al municipio.

Tras la dura posguerra, las industrias comenzaron a implantarse en Arganda de forma progresiva y, al tiempo que creció el polígono industrial, se produjo un vertiginoso crecimiento demográfico en el municipio. La población pasó de 6.000 habitantes en 1960 a 22.000 en 1981 y a 47.000 en estos inicios del siglo XXI. Un crecimiento poblacional desbordante que ha provocado, a su vez, un crecimiento urbanístico que rompe definitivamente el perfil de pueblo que esta villa del sureste de Madrid había mantenido durante siglos y que lleva a Arganda a convertirse en una de las ciudades de referencia en la Comunidad.


MONUMENTOS Y ARTE

La iglesia parroquial de San Juan Bautista fue construida entre 1690 y 1714 sobre otra más antigua del siglo XVI. La construcción es en aparejo de ladrillo y mampostería, con empleo de sillería en los zócalos y basamento de los pilares. El templo es de planta rectangular y tiene tres naves, la central es de mayor anchura que las laterales y, además, a distinta altura. La torre, de 57 metros, está adosada al muro occidental, y junto a ella está la capilla de San José, mientras que en el lado oriental están la sacristía grande y las capillas del Cristo y del Rosario.

Fuente: “pueblos-españa.org


En el interior es, sin duda, donde reside el mayor interés del edificio, que se afirma grandioso, y donde la distribución del espacio está claramente definida como planta de cruz latina con cuerpo de tres naves separadas por pilares y arcos de medio punto, y dividido en cuatro tramos, cubriéndose la nave central con bóveda de cañón.

En cuanto a los estilos, se mezclan el gótico tardío, renacentista, herreriano en la torre y toques barrocos, lo que le da un sello muy especial. El retablo mayor procede de la destruida Iglesia de San Francisco (Calatayud), y se instaló en 1943. Se trata de un retablo de madera policromada, de traza herreriana, de la primera mitad del XVII, dedicado a San Francisco de Asís, cuya imagen fue sustituida en Arganda por un grupo escultórico sobre el bautismo de Cristo. En la sacristía, una lápida recuerda que en ella se hallan enterrados los abuelos de Cervantes. Cuenta además con una importante muestra de pintura de los siglos XVII y XVIII.


EXCURSIONES

Fuente: “ayto-arganda.es


Naturaleza.- Al sur de Arganda, y dentro del Parque Regional de los Cursos Medios de los ríos Jarama y Manzanares, se encuentra la Dehesa El Carrascal, que es la última reliquia de bosque mediterráneo que le queda al parque. Al tratarse del único resto del paisaje autóctono de la zona, se debe catalogar a este paraje como una joya de notable interés biológico.

Turismo.- La zona sureste de la Comunidad de Madrid ofrece un amplísimo abanico de ofertas turísticas que puedes descubrir o sobre las que te puedes orientar siguiendo este enlace de “turismomadrid.es


FIESTAS PATRONALES: LA VIRGEN DE LA SOLEDAD

..........................Fuente: “pueblos-españa.org


Los actos de las fiestas patronales de Arganda del Rey comienzan en el primer fin de semana completo del mes de septiembre y los centrales, los que se celebran específicamente en honor a la Virgen de la Soledad, tienen lugar en el segundo sábado del mes.

El punto fuerte de las fiestas de Arganda son sus festejos taurinos. Las novilladas de Arganda son célebres por la selección de las ganaderías que se contratan y el trapío de las reses que se eligen. Y dentro del ámbito de los festejos taurinos populares cabe decir que los encierros y capeas de la localidad siempre han gozado de una buena y merecida fama.

Antes de la industrialización de la zona, cuando las cosas se hacían tal y como se habían hecho siempre, los días de encierro se conducía la torada desde La Isla para hacer su entrada en la plaza del pueblo por la calle San Juan. Después se celebraba la capea. En ella, los argandeños siempre destacaron por su habilidad en el recorte. Antiguamente, con vara o sin ella. Ahora gusta su ejecución a cuerpo limpio. Para dar a la suerte cotas mayores de riesgo, los mozos de Arganda han tenido la virtud de saber evolucionar en las maneras de encarar y dar salida al toro. Ello ha conllevado que antes, cuando se hablaba de recortes, siempre se hacía mención a “los de Arganda”; ahora también.


(NOTA: Con esta bitácora no tengo fines lucrativos, por lo que ruego a los propietarios de los derechos de autor de las fotografías publicadas que me permitan mantenerlas en esta entrada)

19/8/09

Iván Moreno Báez, “Buty”, natural de San Sebastián de los Reyes (1978-2008)

...............................Foto: "Tradiciones Taurinas"


Iván corría encierros para colmar su felicidad personal. Satisfacía así algo tan íntimo y privado que no necesitaba ni quería hacer pública su faceta de corredor de encierros en ningún medio de comunicación. Donde a él sí que le gustaba hablar de encierros era en los almuerzos posteriores a las carreras. Ahí, rodeado de compañeros, sí que contaba su manera de entender los encierros; ahí, rodeado de amigos, se mostraba feliz, él reía y también nos hacía reír a todos.

Desgraciadamente, Iván ya no puede asistir a esos almuerzos. Los que le conocimos ya no podemos disfrutar ni de su compañía ni de su alegría, y ya no podemos hablar de encierros con él. Además, los nuevos compañeros que se van incorporando al mundo de los encierros ya no podrán conocerle, no podrán disfrutar de su humor ni podrán saber cómo entendía él los encierros.

Por ello le dedico a Iván esta entrada, pensando especialmente en los más jóvenes, para que conozcan quién era y cómo pensaba. Sólo por ese motivo saco a relucir públicamente la figura de este corredor de encierros.

...


Iván Moreno Báez nació el 21 de diciembre de 1978 en la maternidad de la Clínica “La Paz” de Madrid, pero él era de San Sebastián de los Reyes. Allí vivió desde su nacimiento y sus calles fueron las que le vieron crecer. Es cierto que se trasladó a la vecina Alcobendas cuando creó su propio hogar junto a su mujer, pero uno de sus deseos más fervientes era fijar su domicilio de forma definitiva en su pueblo, en SanSe; y a ser posible en una calle del recorrido del encierro. Un deseo que, quizás, sólo habría cambiado por el de vivir en el campo, en plena naturaleza.

En la familia de Iván no existían precedentes de corredores de encierros. Pero de pequeño, como vivía en la calle Juan Olivares, junto a la calle Estafeta, bajaba con su padre a ver el encierro de SanSe; luego, ya de chaval, iba él sólo y se subía a un poste de la talanquera que cierra la curva de Real con Estafeta para tener la mejor visión del paso de los toros y de las carreras de los mozos. Así surgió en él la afición por los encierros.

Pero sus inicios como corredor no fueron los típicos de la mayoría de los chavales, que un día, sobre los dieciséis años, corren su primer encierro y después, poco a poco, van ganando confianza y reduciendo distancias en la carrera.

Iván sí que corrió su primer encierro en SanSe siendo sólo un adolescente, pero la repetición de aquella primera experiencia tardó años en producirse, porque lo que más atraía a Iván en sus años de juventud era el movimiento punk. Sí, Iván era un punky; y, además, muy radical. Algo que marcó su juventud. Una época de su vida que fue, digamos, difícil y no exenta de problemas. También marcó su estética e, igualmente, por ahí vienen los apodos con los que le conocimos. De aquellos años procedía el que a él más le gustaba: “Buty”. Pero también tenía otros: “Pumuki”, que era como le llamaban en uno de sus trabajos; o “Pinky”, que fue el que le puso uno de los componentes de mi cuadrilla en el inolvidable viaje en autobús al encierro de Saint Sever, cuando Iván ya se hizo un habitual en el circuito de los encierros.

Y es que, pese a la complejidad de su vida juvenil, Iván sentía un vacío en su interior que nada ni nadie lograba llenar por entonces. Hasta que una día, cuando contaba con 24 años, se levantó una mañana y se fue de encierro, volvió a correr y repitió aquella primera experiencia que tuvo cuando sólo era un adolescente. Ahí reflotó esa afición que dormitaba en lo más profundo de su ser. Y debió tener aquella mañana unas sensaciones tan especiales que ya no dejó de buscarlas, ya no dejó de correr encierros. Luciendo crestas, coletas o peinados que denotaban su cultura punk, Iván se convirtió en un corredor de encierros habitual.


Le gustaba correr en tramos de la primera mitad del recorrido para medirse con toros en plenitud de fuerzas. Por otro lado, prefería los encierros de manadas completas, y a ser posible con toros para la lidia –ahí está el picante, decía-. Por ello le gustaban los encierros de Colmenar de Oreja, Arganda o Los Molinos; por poner tres ejemplos. Pero en su idea de lo que debe ser un encierro, o de lo que significa “ir de encierro”, debía estar incluido el concepto “fiesta”; y así, por esa razón, sus encierros preferidos eran los de San Sebastián de los Reyes (la fiesta de su pueblo), Pamplona (la fiesta más universal) y Ciudad Rodrigo (la fiesta que más le gustaba). Otro encierro fijo en su calendario (otra fiesta) era el del pueblo de su madre: Bañobárez, en Salamanca.


Iván no era una persona supersticiosa y en los momentos previos a un encierro no seguía ningún tipo de ritual especial; tampoco rezaba, ni se encomendaba a ningún santo. Además, cuenta de él un compañero de tramos que impresionaba la entereza con la que afrontaba esos últimos minutos antes de la carrera, pues no se le mudaba el gesto; como nos ocurre a la mayoría.

No obstante, sí que había un detalle que nos daba entender los días que Iván se encontraba especialmente motivado para correr; ya fuese por razón de la localidad o del tipo de encierro en cuestión. Ese detalle era verle aparecer en el recorrido con “su” camiseta roja, la del logo de “La Bella Easo” en el pecho y el número “ 9 ” a la espalda.

Y he entrecomillado lo de “su” camiseta, porque en realidad era de su padre, que falleció en un accidente laboral cuando Iván era sólo un chaval. Concretamente, era la camiseta del equipo de fútbol al que entrenaba su padre y que, tras su prematura muerte, la madre de Iván conservó y luego él tomó como prenda favorita para correr en los encierros más significativos. Para correr recordando a su padre.


Pero, ¿qué tal corredor era? Seguro que, entre los que no conocieron a Iván, siempre habrá alguien que se hará esa pregunta o que querría conocer la respuesta.

Pues bien, lo que menos le preocupaba a Iván era como había corrido él en un encierro. Lo más importante para nuestro compañero era que en la carrera no le hubiera pasado nada malo a nadie, que todos saliésemos ilesos de nuestro enfrentamiento con el toro. ¡Sí! Para él, un encierro con éxito significaba sencillamente que no hubiera heridos, el disfrute sano del mismo y que después nos pudiésemos reunir todos para almorzar. Independientemente o además de las sensaciones íntimas que él obtenía de cada carrera, lo que Iván deseaba era poder juntarse después con todos sus compañeros y tomarse unas cervezas; reunirse con sus amigos y echarse unas risas; compartir vivencias con otros corredores. Y es que el concepto que más estimaba dentro del mundo de los encierros era el del tipo de AMISTAD que en él había encontrado. Si de algo se sentía contento dentro del mundo de los encierros era del grupo de amigos que había conocido en él.

Unido a la felicidad que le proporcionaban su mujer, su familia y su entorno diario, Iván colmó esa placentera sensación cuando se hizo corredor de encierros. Y esa afirmación no es algo inventado por mí, me lo dijo su mujer cuando la pedí que me ayudara a preparar esta entrada:

“Iván era un alma libre, libre de verdad. No le importaba lo que opinasen de él, sólo se dedicaba a buscar su felicidad.

Desde que empezó a correr encierros estaba más ilusionado, contento, entretenido... y finalmente encontró la felicidad. Porque puedo afirmar que murió cuando más feliz se sentía”.


Huelgan más comentarios tras esas frases que me transmitió María, la mujer que íntimamente conoció a Iván antes y después de correr encierros.


Y, por supuesto, huelga extenderse en aquellos temas que, relacionados con los encierros, Iván no compartía o detestaba. Por ello, simplemente dejaré constancia que él no era partidario de personalizar las carreras ni menos aún de otorgar “premios al mejor corredor”; y sobre los medios de comunicación sólo diré que huía de ellos y que los aborrecía por la forma en que tratan la temática de los encierros.


Aunque Iván tardara años en conjugar aficiones, en los seis últimos de su vida supo llevar a cabo la fusión de unas ideas tan aparentemente contradictorias como ser un punky y contribuir generacionalmente a mantener vivo el atávico rito de correr encierros. Y tan es así que, como se desprende de la fotografía que encabeza esta entrada, una de las actividades con la que más disfrutaba nuestro compañero era la de colaborar en la celebración de los encierros infantiles. Deseaba que el rito de correr encierros no desapareciera, que surgieran nuevas generaciones de corredores de encierros. Por ello, siempre que podía se agarraba a un carretón y ayudaba a la celebración de encierros para niños.

¿Se le puede tachar de tradicionalista por esa razón? ¡No! ¡Qué va! Iván siempre fue un punky. Un punky corredor de encierros o un corredor de encierros con alma de punky. Y su canción preferida: “Historia triste”, de Eskorbuto, era para él toda una declaración filosófica y, por desgracia, fue un vaticinio. Él sabía que la vida se nos puede escapar en el próximo día, en el próximo minuto, en el próximo segundo; por eso decía: “¡Vive el momento!”. Y él vivió todos sus momentos al máximo de intensidad.

Los últimos instantes de su vida en plenas facultades mentales fueron como corredor de encierros: el día 1 de octubre de 2008, en el encierro de Las Rozas. Esa mañana trató de esquivar el arreón de un cabestro y, por desgracia, no pudo lograrlo. Como consecuencia del golpe en el suelo, sufrió un traumatismo craneoencefálico contra el que estuvo luchando seis días. Trató hasta el final de vivir el momento, pero no pudo más. Iván Moreno Báez falleció el 7 de octubre de 2008.

Los que le quisimos no queremos olvidarle, pues recordándole Iván seguirá vivo entre nosotros. Tanto él como su forma de entender los encierros.

Por cierto. Él nunca lo habría dicho, pero yo sí que se lo voy a reconocer aquí: Iván era un gran corredor de encierros. Además, era una gran persona y un buen aficionado. Y allá donde esté ahora seguirá cogiendo carretones para que los niños de ese lugar puedan aprender a correr encierros y después llamará a su madre para decirla que todo ha ido bien. Celia: esas son las llamadas que crees oír algunos días.

“Iván: va por ti”.
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(NOTA: Quiero agradecer la ayuda prestada por la familia y amigos de Iván para la preparación de esta entrada. Del mismo, quiero agradecer a "Tradiciones Taurinas" la cesión de la foto del encabezamiento sin su logo; por ello, ruego el máximo respeto para dicha imagen y que nadie la utilice en lugares que haya el más mínimo interés comercial)

10/8/09

Entrevista a un veterano corredor de encierros de Falces



Los corredores de encierros, especialmente cuando somos jóvenes, solemos presumir de afición diciendo que hemos corrido centenares encierros a lo largo de la temporada.

El compañero que hoy vamos a conocer no corría en sus años mozos tantos encierros en un año, pero será difícil encontrar a alguien más aficionado que él, porque hay que tener mucha afición para ir de encierros teniendo que hacerse veintidós kilómetros andando.

Estos compañeros, los que nacieron hace “nosécuantos” años, son dignos de admiración y tenemos que aprender muchas cosas de ellos. Por ello me gusta conocer sus historias; y, como no, compartirlas con todos los que os pasáis por esta bitácora para que no caigan en el olvido.


Jesús Lacalle Pérez, “Zarpas”,
vecino de Falces (Navarra). 81 años.



(P) ¿CÓMO TE LLAMAS?
(R) Jesús Lacalle Pérez.

(P) ¿ERES CONOCIDO POR ALGÚN APODO EN FALCES?
(R) “Zarpas”. Y también como “el mecánico de la Tejería”.

(P) ¿DÓNDE NACISTE Y EN QUÉ FECHA?
(R) Nací en Larraga (Navarra), el día 27 de agosto de 1927.

(P) ¿Y DESDE CUÁNDO VIVES EN FALCES?
(R) Desde los 30 años. Pero venía a menudo ya antes, porque mi mujer es de aquí y tenía que venir a cortejarla.

(P) ¿EN TU FAMILIA HABÍA ANTECEDENTES DE CORREDORES DE ENCIERROS O DE PERSONAS QUE CORRIERAN EN EL ENCIERRO DE FALCES?
(R) ¡No! No tengo ningún familiar que corriera o recortase vacas ni toros. Yo empecé, como pasa en los pueblos, para que las “muetas” me verían.

(“muetas”: niñas)

(P) ¿A QUÉ EDAD COMENZASTE A CORRER?
(R) A los 16 años.

(P) Y... ¿POR QUÉ?
(R) Pues, por lo que te he dicho antes. Y porque me gustaba correr. Los amigos también me decían: vamos a echar unas carreritas, y entonces le vas cogiendo más gusto.

(P) ¿QUÉ TE DECÍAN TUS PADRES CUANDO EMPEZASTE?
(R) Mi padre me decía: “a torear al campanario y a replicar a la plaza”. Pero salía cuando no me veía y fuera.

(P) DESPUÉS DE CASARTE, ¿TU MUJER TE PEDÍA QUE NO CORRIESES?
(R) Me renegaba mucho, pero no le hacía caso y yo seguía con lo mío.

(P) ¿POR QUÉ AL ENCIERRO DE FALCES SE LE LLAMA EL ENCIERRO DEL PILÓN?
(R) Antes, hace muchos años, los ganaus pasaban por esa cuesta cuando iban al monte a trabajar; y, al oscurecer o cuando ya terminaban el trabajo, los animales bebían en un pilón que tenía una fuente que todavía existe: la fuente de “Los Pajaricos”. Por eso se le llama el encierro de “El Pilón”, por la pila que había en la fuente de esa cuesta.

(P) ME HAN CONTADO QUE ANTIGUAMENTE LOS MOZOS SÓLO EMPEZABAN A CORRER A PARTIR DE LA ZONA LLANA DE LA ENTRADA AL PUEBLO. ¿ES CIERTO? ¿CONOCISTE LA BAJADA POR EL PILÓN SIN CORREDORES EN LA CUESTA?
(R) Yo no lo he conocido sin gente que no correría por El Pilón, porque cuando empecé ya corría algún loco (je, je, je...). Pero sí que me contaban que antes la gente sólo corría en lo llano.

(P) ¿QUÉ CAMBIOS HAS CONOCIDO EN EL ENCIERRO DE FALCES?
(R) Antes traían las vacas por “El Pilón” y entraban al pueblo por la placeta Maya y la calle Etxarri hasta la plaza de los Fueros. Luego, el encierro seguía por la calle Caballeros, la Cruz y por Fausta Elorz hasta el cuartel. Y a la tarde el encierro sólo se hacía desde el cuartel a la plaza de los Fueros.
Las fiestas eran en septiembre, pero a los que trabajaban en el campo siempre les pillaba la recogida de algún fruto y, entonces, las cambiaron a las fechas de ahora, en agosto. Eso sería sobre los años 65 al 69. No me acuerdo bien.
El encierrillo se empezó hacer, más o menos, cuando se cambiaron de mes. Y los corrales eran de maderos, como los de la cuesta, y todos los años los quitaban los del ayuntamiento; hasta que los pusieron fijos.
Y antes no estaba el final de la cuesta con tierra como estos años, antes tenía unas piedras del copón. Como está por arriba, así estaba toda la cuesta.

(P) ¿SABES SI HAY ALGUN OTRO PUEBLO QUE TENGA UN ENCIERRO TAN PECULIAR COMO ÉSTE?
(R) Quisieron hacer en otros pueblos algo parecido, pero “na de na”. Este encierro es único en el mundo entero y no se puede copiar. Luego está el encierrillo, que en muchos sitios no se hace, y si lo hacen no es igual. Aquí puedes correr p’arriba y luego p’abajo.

(P) ¿RECUERDAS LOS NOMBRES DE MOZOS DE TU ÉPOCA QUE CORRIESEN EN EL ENCIERRO?
(R) ¿De mi tiempo? Chucho, Reta, Pituto, Pezuño, Ibarrola... Había más, pero la mayoría ya murieron. También había un cura que corría con sotana y todo, pero no me acuerdo de su nombre.

(Tres son los curas que se recuerdan corriendo en el encierro: don José, que era el más viejo, don Luis y otro muy querido en el pueblo, pues en él nació y se crió: don Juan José, de mote “Pichón”)


(P) ¿EN QUÉ PARTE DEL RECORRIDO TE GUSTABA CORRER?
(R) En la cuesta, desde la última curva hasta donde llegase. Era donde corríamos la mayoría, pues arriba corría poca gente.
¡Nos dábamos cada hostia! Total, igual que ahora. En eso no ha cambiado.


(P) APARTE DEL ENCIERRO DE FALCES, ¿CORRÍAS EN LOS DE OTROS PUEBLOS?
(R) Sí. En Larraga, que era con caballos y vacas, en Artajona, Peralta y, como no, en Pamplona.

(P) ¿CÓMO TE DESPLAZABAS EN TUS AÑOS MOZOS?
(R) Andando hasta que no tuve una bicicleta. Había días que nos hacíamos veintidós kilómetros. Y eso que los hacíamos por el monte.

(P) ¿ALGÚN PERCANCE SERIO?
(R) Una vez me rompí la paletilla, pero cornadas no; sólo trompazos y golpes.

(P) ¿Y NO TE ENTRARON DUDAS A RAIZ DE ESE PERCANCE?
(R) No, porque las hostias te las llevabas a todas horas. El que conoce este encierro sabe a que se mete y, como decimos aquí, sarna con gusto no pica.

(P) ¿CUÁNDO DEJASTE DE CORRER? ¿O SIGUES TRASTEANDO?
(R) Bueno, me pongo en el final de la cuesta, donde se pone mucha gente, en el rincón, y cuándo pasa la ultima vaca yo suelo salir para tocarla el cuerno. Algún día se volverá y me dará.
A los 56 dejé de correr por culpa del “Chucho”, que me dio un trompazo, y ya vi que no tenía edad para correr, pero poniéndome al final del encierro gozo mucho y me quito el gusanillo.

(P) ¿Y TIENES ALGUN HIJO QUE CORRA O HAYA CORRIDO EN EL PILÓN PARA SEGUIR CON LA TRADICIÓN FAMILIAR?
(R) Dos de mis hijos, pero tienen mas miedo que el copón. Silvestre, que es el mayor, corrió alguna vez el Pilón, pero no le gusta esta afición; y Luis lo mismo. Ellos corrían en el tramo de las piedras, en la curva de arriba y hasta la fuente de “Los Pajaricos”.

(P) ¿EN QUÉ SE DIFERECIAN LOS CORREDORES DE ANTES A LOS DE AHORA?
(R) Antes corría poca gente, y todos del pueblo. No como ahora, que corre mucha gente, y de los que corren casi la mitad son forasteros. Da igual de donde sean, pero sería bonito que los jóvenes de Falces se animaran a correr. Hay que animarles a que salgan más a las vacas.
Yo por que no puedo. ¡Si nooo...!

(P) ¿Y LA MANERA DE CORRER?
(R) Yo creo que igual, todos íbamos a lo mismo, unos pillaban y otros no. Menos gente, pero de la misma forma.

(P) ¿ENTRENABAS PARA LOS ENCIERROS?
(R) ¡¡¡No!!! Te parece poco lo que teníamos que hacer para poder ir a los sitios. Luego, como me gusta mucho cazar a la perdiz, pues me daba unas sobas cazando que cómo para entrenar.

(P) ¿USABAS ALGUNA ROPA ESPECIAL PARA CORRER?
(R) La misma que para trabajar, no como ahora que la gente se pone de todos los colores para salir en la televisión. O eso creo yo.

(P) ¿ANTES DEL ENCIERRO REZABAS, TENÍA ALGUNA MANÍA O SUPERSTICIÓN QUE CUMPLIR?
(R) No, en la vida. Pero lo del cántico me gusta. Aquí se empezó hacer sobre el 80, mas o menos. Fue uno que vive cerca de la cuesta y dijo: ¿por qué no podemos tener nosotros un cántico? Pues, hala. No te puedes imaginar lo que atrae, y como es muy bonito...

(P) APARTE DE CORRER EL ENCIERRO, ¿PARTICIPABAS DE ALGUNA OTRA FORMA EN LAS FIESTAS DE FALCES?
(R) Antes sacaba a los santos en procesión. Como soy muy alto me tocaba sacarlos a mí, pero no me importaba. Ahora ya no puedo, son muchos años.

(P) POR MI PARTE, UNA ÚLTIMA PREGUNTA: ¿QUÉ SUPONE PARA TI EL ENCIERRO DEL PILÓN?
(R) Este es el mejor encierro del mundo. No hay otro igual. Y supone fama para el pueblo, porque cuando se acaba el encierro el pueblo se llena de gente para los almuerzos en lo piperos y en los bares.

(P) ¿QUIERES AÑADIR ALGUNA COSA, JESÚS?
Que gracias por contar conmigo para esto. Ya verás cuando mis hijos lo vean. A mis años haciendo esto... (je, je, je).

(...)


Soy yo el que tiene que estar agradecido a Jesús Lacalle por su colaboración. Y lo que deseo es, primero, que por muchos años se siga poniendo ahí, en el rincón; y, segundo, que lleguen las fiestas de Falces de este año para darle un abrazo.

Y también quiero dar las gracias a dos compañeros y amigos de Falces. Uno de ellos es quien, prácticamente, ha realizado todo el trabajo de esta entrada: elegir al corredor veterano, realizar la entrevista y mandarme la foto. El otro amigo, charlando con él, me ha ayudado a centrar alguna idea, más que en esta entrada, en la de la semana anterior. Por ello, como muestra de agradecimiento a ambos, me veo en la obligación de darles las gracias públicamente, aunque sea sin citar sus nombres. Ellos ya me entienden.